Yo tampoco sé cómo llegué aquí...

martes, 18 de noviembre de 2008

Noviembre

Christian: el mundo podría ser muy bonito, pero nos faltas tú.
Recorría las calles de la colonia con mucha familiaridad, casi por inercia, pero al pasar frente a tu casa no pude evitar ver el moño negro desteñido colgado en el marco de la puerta, ese moño viejo, deshilachado y ya sin forma y en el que habíamos puesto nuestro dolor cuando te despedimos de este mundo.
Ahora, al igual que ese noviembre de años atrás, me llegaba como puñalada al corazón el significado de ese moño negro. En aquel momento fue con mucho dolor colocado por tu hermana, quien con el tiempo aprendió a mitigar el dolor de tu ausencia para cada día extrañarte menos, como hicimos otros.
Tu recuerdo no está tan latente como en aquellos días; aún no he dejado de amarte, es sólo que mi amor ya no se alimenta con tus risas y aunque mantenga conversaciones interminables conColor del texto tu fotografía, ya no me respondes.
Miles de recuerdos rebotan como pelotas en mi mente, miles de carcajadas no entregadas, miles de caricias sin salir de mis manos y muchos te quiero sepultados en mis labios. Era necesario decirlo o te fuiste sabiendo que te amaba? Ojala que sí.
Este frío noviembre significa mucho para mí, porque los dos cumplimos algo. Yo más años de vida y tú más años de esperarme al principio del camino de luz.


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